lunes, 20 de febrero de 2012

Duele

Tuviste que cargar con culpas ajenas. Aguantar castigos que no te merecías. Lloraste lágrimas que no te correspondían. Soportaste golpes que no esperabas. Derramaste sangre cuando no debías. Todo esto ha provocado que seas como eres. No es culpa tuya tu carácter. Introvertida, callada, y carente de la capacidad de confiar completamente en alguien, por temor a que te vuelvan a herir.

Te limitas a guardar silencio, ya que no te crees merecedora de poder romperlo. Pero, aún sin articular palabra, tus ojos proyectan todo lo que guardas, todo lo que, como la peor plaga, oscurece tu interior. Por eso no eres capaz de aguantar la mirada a nadie. Esquivas a cualquiera que muestre el más mínimo indicio de querer acercarse a ti. Pero, aunque no lo sepas, lo haces por bondad; para que otras personas no sufran con tu dolor. El dolor que tu no buscaste, pero a pesar de ello, encontraste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario